La discusión era en la escalera. No sé si les dije que soy tío de Joan y pensaba salir a preguntarle por unas misteriosas huellas de crayolas sobre la sábana y en el reverso de unos textos que debía entregar. Cuando me asomé ya estaban bastante acalorados, y sus voces se escuchaban en todos los pisos. Así que decidí intervenir no fuera que algunos se llevaran un regaño de los padres.
- ¡Eh! ¿Qué pasa, chicos?
- Tío, él dice que no es eso, y yo le digo que sí, y ella que no es lo que digo yo, ni lo que dice él- responde Joan con una rapidez que dejaría pasmada a la liebre del cuento.
- Bueno, qué es lo que dice cada uno, para entender.
Claudia la niña del tercer piso se adelantó a los dos varones y poniendo sus manos sobre las caderas, con las piernas un poco separadas, y dándose manotazos en los mechones de pelo lacio que le caen sobre los ojos en actitud de “a estos adultos hay que explicárselo todo”, respondió.
- El problema es que hoy la maestra nos llevó a un castillo para explicarnos la clase de Historia y de tarea dejó hablar de la visita además de decir qué era para nosotros un castillo.
- ¿Y bien? ¿Qué es para ustedes un castillo?
- En eso es en lo que no nos ponemos de acuerdo -habló Carlos desde el escalón donde estaba con su nariz fruncida por la discusión.
- ¡Ajá! ¿Y tú qué opinas Carlitos?
- Bueno, siempre en los cuentos que me hace mi mamá antes de dormir el castillo es la casa de un príncipe. Están llenos de espejos y lámparas bonitas. También se hacen bailes, y van muchas princesas. Hay mucha comida y dulces. Afuera se encuentran muchos coches de caballos, las personas usan pelucas y unos vestidos que ya no se usan. ¡Ah! Los hombres tienen espadas y armaduras, y hay guerras con catapultas.
- ¡Qué vá! -interrumpe Joan- Los castillos, para mí, son hoteles. En los cuentos los reyes reciben a los condes, a los príncipes, o a otros reyes y les dicen que se queden a dormir en su castillo. Hay muchas personas que sirven. Arreglan los cuartos, limpian los pasillos, traen la comida, y se visten de uniforme igual que en los hoteles. Además no hace falta guerra para que existan castillos.
Claudia mira desdeñosa a sus dos amigos y virándose hacia mí concluye.
- No señor, los castillos no son hoteles, porque los que trabajan en los hoteles no viven en ellos, y los criados si viven en el castillo. Y si toda esa gente vive dentro del castillo, pues entonces no es la casa del rey. Es la casa de todos los que viven dentro. Por eso yo digo que el castillo es un edificio, pero con una sola cocina. ¿No es verdad tío de Joan?
- Bueno... este... yo creo que mejor van a sus casas a responder sus tareas, mientras tanto yo voy a hacer la mía.
Los niños me miran asombrados, como si tuviera cara de puente levadizo cerrado. Lo que no dije era que me iba a casa a revisar el diccionario. Busqué rápidamente el mataburros ilustrado (llamado así no porque tenga fines asesinos, sino por la mucha información que tiene).
Aquí está la página, Castilla, Castillejo, Castillete, Castillo, aquí está.
Castillo: Edificio fuerte con murallas, baluartes, fosos, etcétera.
Claro que tenían razón. El castillo es un edificio, y voy a proponer que se añada en el diccionario: que tiene una sola cocina.
- ¡Eh! ¿Qué pasa, chicos?
- Tío, él dice que no es eso, y yo le digo que sí, y ella que no es lo que digo yo, ni lo que dice él- responde Joan con una rapidez que dejaría pasmada a la liebre del cuento.
- Bueno, qué es lo que dice cada uno, para entender.
Claudia la niña del tercer piso se adelantó a los dos varones y poniendo sus manos sobre las caderas, con las piernas un poco separadas, y dándose manotazos en los mechones de pelo lacio que le caen sobre los ojos en actitud de “a estos adultos hay que explicárselo todo”, respondió.
- El problema es que hoy la maestra nos llevó a un castillo para explicarnos la clase de Historia y de tarea dejó hablar de la visita además de decir qué era para nosotros un castillo.
- ¿Y bien? ¿Qué es para ustedes un castillo?
- En eso es en lo que no nos ponemos de acuerdo -habló Carlos desde el escalón donde estaba con su nariz fruncida por la discusión.
- ¡Ajá! ¿Y tú qué opinas Carlitos?
- Bueno, siempre en los cuentos que me hace mi mamá antes de dormir el castillo es la casa de un príncipe. Están llenos de espejos y lámparas bonitas. También se hacen bailes, y van muchas princesas. Hay mucha comida y dulces. Afuera se encuentran muchos coches de caballos, las personas usan pelucas y unos vestidos que ya no se usan. ¡Ah! Los hombres tienen espadas y armaduras, y hay guerras con catapultas.
- ¡Qué vá! -interrumpe Joan- Los castillos, para mí, son hoteles. En los cuentos los reyes reciben a los condes, a los príncipes, o a otros reyes y les dicen que se queden a dormir en su castillo. Hay muchas personas que sirven. Arreglan los cuartos, limpian los pasillos, traen la comida, y se visten de uniforme igual que en los hoteles. Además no hace falta guerra para que existan castillos.
Claudia mira desdeñosa a sus dos amigos y virándose hacia mí concluye.
- No señor, los castillos no son hoteles, porque los que trabajan en los hoteles no viven en ellos, y los criados si viven en el castillo. Y si toda esa gente vive dentro del castillo, pues entonces no es la casa del rey. Es la casa de todos los que viven dentro. Por eso yo digo que el castillo es un edificio, pero con una sola cocina. ¿No es verdad tío de Joan?
- Bueno... este... yo creo que mejor van a sus casas a responder sus tareas, mientras tanto yo voy a hacer la mía.
Los niños me miran asombrados, como si tuviera cara de puente levadizo cerrado. Lo que no dije era que me iba a casa a revisar el diccionario. Busqué rápidamente el mataburros ilustrado (llamado así no porque tenga fines asesinos, sino por la mucha información que tiene).
Aquí está la página, Castilla, Castillejo, Castillete, Castillo, aquí está.
Castillo: Edificio fuerte con murallas, baluartes, fosos, etcétera.
Claro que tenían razón. El castillo es un edificio, y voy a proponer que se añada en el diccionario: que tiene una sola cocina.
1 comentario:
En las cocinas se preparan todas las buenas recetas... , las deliciosas como los postres, las nutritivas como las que tienen mucha proteina,como los frijolitos por ejemplo y las que solo de mirarlas te provocan,,,,
Lindo cuento...un abrazo
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